9/10/12

Reintegro de memoria.

Ultimamente estoy escribiendo, cualquier cosa, algo inventado y a poder ser con su chispa de brillantez, o por lo menos eso me creo yo. Ponerme cada día al teclado me ayuda a organizar mis ideas, dicen que es una buena forma de estructurar lo que piensas y en que orden lo piensas. Ahora simplemente me voy a disponer a contar como a transcurrido la mañana de hoy hasta cierto punto que me canse de escribir o simplemente vea infructuoso seguir contando cosas.

''Justamente, a las 6:52 me suena cada día la estridente alarma del reloj. Sus números compuestos por palos verticales y horizontales juntos con al celeste resplandor de la luz del mismo me irritan los ojos. El repetidor del despertador suena cada ocho minutos, por esa razón pongo esta peculiar hora para comenzar el día. Me levanto a las siete y me quedo unas cuantos intervalos más de cuatro pares de minutos si el día anterior he preparado todo, en cualquier caso, mis pezuñas tienen que posarse en el gélido asfalto comunal tarde o temprano. Ya levantado me estiro como si la vida me fuera en ello haciendo crujir cada vertebra, después las claviculas y por último, colocando las manos juntas, dedos entrelazados y con las palmas mirando hacía el frente, extiendo cada brazo. Enciendo la luz, me froto los ojos, cojo el iPod y miro si alguien se a preocupado por mi, por que... A cualquiera le gusta que le gusta que se interesen por su estado, alguna tontería en común que te haga desprender una sonrisilla o cualquier tipo de cosa que te puedes esperar por la mañana, pero bueno, sigamos el transcurso de la mañana. Mi familia suele estar levantada, ellos madrugan más que yo, excepto en verano que me resulta imposible quitarme el horario de encima. Abro la puerta de la cocina, vaso, frigorífico, leche, café, microondas, cuchara, azúcar y galletas. El desayuno me lo suelo tomar con calma, he incluso cuando hace buen tiempo, lo dejo para antes de irme y así desayunar en el patio con los peculiares sonidos del alba. Antes de salir de la cocina, salgo al patio a recoger el albornoz y la toalla para llevármelas a mi siguiente parada y mi preferida ''La ducha fria''. Las propiedades de darse un baño que aguarda poca calidez son varias, pero la que más me llama es que te restaura, tanto físico como espiritual. Te sientes más ligero, despejado, atento y hábil. Me tomo siempre cinco minutos antes de salir para pensar si me he cogido todo o me he dejado algo. Mano izquierda a bolsillo izquierdo, móvil, mano derecha a bolsillo derecho iPod y abono, cuello cascos y pecho gafas. Dispuesto.''

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