30/7/12

Un vaso de agua


Exhalo la queja de la pereza que siento al saber que tengo que levantarme a recoger otra dosis de fresca agua embotellada. Al estar haciendo la digestión, la recepción de compuestos que sirven de alimento para mis huesos, mi estomago está trabajando, ausente de más actividades que dejar al cuerpo reposando y trabajando para que pueda seguir en pie. Cuando el mínimo sorbo de agua se introduce en el complejo de conductos digestivos, se puede apreciar casi a la perfección por donde desciende el agua, dejando una estela glaciar por las paredes del sendero que la ha llevado hasta el interior.

Poco a poco se puede apreciar la ausencia de tan placentero evento, poco a poco ha ido desapareciendo, poco a poco el agua ya no es fresca, poco a poco el agua pierde sus reflejos cristalinos  y finalmente el líquido tan gélido en sus principios se acopla al cálido nicho de mi estomago.

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