30/7/12

Resucité hace 5 minutos

La calma de la noche siembra la tranquilidad en la calle, el ventilador del ordenador me dice que el tiempo corre, mi respiración caldea el ambiente, la puerta está cerrada y sus tres cristales me dicen que tras ella está todo oscuro. El neón de la luna impregna de soledad este momento. En este tipo de momentos, cuando la realidad parece ser el único cobijo de la meditación y el pensamiento, me pongo a reflexionar. Si, creo que he encontrado algo bueno entre tan escaso movimiento y tiempo muerto, mirar hacía adelante, clasificar ideas y archivar situaciones vividas, dejar atrás cosas y guardar otras que serán el esqueleto de mi camino, señalizando tanto cosas que merezcan la pena como otras que se merecen algo más de atención cognitiva por mi parte. También existen las cosas que necesito olvidar por lo que no se merecen mi tiempo para hablar de ello. Todo, el tiempo y el espacio sin preocuparme del mañana ni del ayer sabiendo tantas cosas que remediar y otras tantas que curar, como ver a mi reflejo sangrando por el antebrazo y saber que no se merece tanta tortura para olvidar algo que tiene que ser anclado en el olvido.

Por que seguir desatornillando el hueco de aquella tarde cuando lo único que se puede ver a través de ese hueco es la escena del capricho y el trofeo que soy ante tantos desconocidos y malas miradas.

¿Por que me sigo preguntando que esa realidad no era para mi?
¿Por que cogí el tren? ¿Y la paloma de ojos pardos que en mi regazo se quedo advirtiéndome de los distorsionado acontecimientos que me harían culminar mis turbaciones psicológicas? 
¿Por que me fui? ¿Y si mi punto de perspectiva fue, es y podría ser erróneo?

¿Por que sigues aquí?


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