22/12/10

Homicida del Tiempo: Pingüino, Mujer y Sexo.

Gustavo Jorge Zabaleta se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre una cama convertido en un pingüino. No le dio tiempo a pensar nada… Su mente estaba congelada, parada… Resbalo y callo al suelo dándose un golpetazo un tanto incomodo. 
Desde el suelo, lo primero que aceptó a ver fue el brazo de una mujer que sobresalía de la cama. Intentó recordar lo que pasó la noche anterior. Se incorporó difícilmente y contempló sobre la cómoda unas pastillas y unos anticonceptivos que se supone que había dejado la noche anterior… Por evidencia, creo que ya sabia quien era esa acompañante…
La habitación estaba hecha un desastre, su ropa, ahora inútil, yacía sobre la instancia, una camisa de rayas negras y blancas, otra camisa de tirantes roja, una minifalda medio abierta… La mujer se tambaleó a la izquierda, Gustavo se quedó inmóvil, paralizado durante unos segundos.
Miro la ventana, el sol ya nacía por la llanura. Centró la vista y vio unas luces, rojas y azules, a través de la ventana. Se escuchaba un sonido que le resultaba bastante familiar, un sonido que hacia que su corazón latiera con más ansia. Un Toc-Toc interrumpió su reflexión.
Obscured (Dream Mode: Off)
- Policía, abra la puerta y salga con las manos en alto – Dijo una voz  nasal.
Policía… Esa palabra… Le recorrió un escalofrió, y le surgió la razón por la que ese monótono sonido le repetía la conciencia. La mujer volvió a moverse molesta por el ruido.
Gustavo corrió tambaleándose de un lado a otro, buscó un sitio donde esconderse, la puerta del armario, se movia e hizo una idea clara de donde refugiarse.
- Abra ahora mismo la puerta, o entraremos a la fuerza – La voz nasal de los policías era mas certera y agresiva.
Gustavo aterrorizado se acurrucó sobre si, temblando. Dos tiros fueron suficientes para desprender la cerradura. La mujer se sobresalto y empezó a gritar diciendo cosas sin sentido, como si fuera otro idioma. Tras un empujón la puerta cayó vencida sobre el piso, la luz de los focos invadió la habitación, Gustavo, contemplando la escena entre las dos puertas entreabiertas, consiguió distinguir cuatro aletas naranjas.

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