20/12/12

No era el fin del mundo, pero como si fuese, probablemente un poco mejor, por que todavía estaba vivo. ''Los seres'' se mueven despacio, siguen conteniendo la forma humanoide pero algunos de ellos han sufrido ligeros cambios físicos, extremidades acentuadas, diferente volumen en distintas partes del cuerpo, como el cráneo, la caja torácica e incluso algunos de los brazos. Por inteligentes no los podría tomar, pero esto no supone menos peligro, ya que en masa son devastadores, asesinos con mirada congelada que en el momento que te sienten, sus ojos están clavados en la vaga idea de que existe algo que comer cerca de ellos. Muchos solo se mueven por el deseo de comer, pero algunos hacen cosas peores... violaciones, y no solo por parte de ''Los seres'' de casta masculina, como se daba en tiempos atrás, sino por parte de hembras. 

Hace dos días acudí con tremendo cuidado a la ventana de mi anterior hogar, aunque no se podría llamar así. Los gritos me desvelaron a mitad de la noche, provenían del final de la calle y se agitaban algunos de ''Los seres'' que deambulaban por allí. Con la persiana prácticamente bajada solo pude divisar a cinco de ellos, tres estaban a mano izquierda en la acera, mirándose entre ellos y en ocasiones volviendo la cabeza hacía la dirección de donde procedían los gemidos de dolor, otros dos se situaban en los escombros de un edificio arrasados por las bombas de ''La Resistencia'', que hicieron honor a su nombre la primera semana después de la epidemia o lo que fuera, y el último de ellos fue la razón por la que me quedé en vela toda la noche. Estaba mirando por la ventana para ver algo de lo que ocurría. Solamente escuchaba los gritos del exterior, mi respiración y los latidos de mi corazón, casi inexistentes por que solo pensar lo que estaba pasando se me paraba el corazón y el alma. Esta quinta silueta se me apareció ante mi ventana, desentendido y ignorando mi existencia, hasta que se dio la vuelta y me miró fijamente. En ese momento creía estar muerto. Dándome la vuelta ligeramente vi que la luz de mi móvil estaba iluminada, todo lo rápido que pude cogí el móvil para ver el mensaje y así apagar la luz, retorné la mirada con cautela hacía la ventana y tras tres segundos se retiro errante hacía el horizonte, los gritos habían cesado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario