3/12/11

Quemar todo y pesar las cenizas

Tom Krok
No fue mucho el tiempo que nuestro cuerpo quiso algo del ajeno. ¿No?
Fue menos de una semana, unas horas por día, de un café a una tienda de discos y luego a unos jardines... Una montaña también recuerdo y algo de nieve incluso. Todavía me acuerdo de esa niebla al partir, era magníficamente perfecta. Se veían haces de luz escasos de fuerza por brillar tras la penumbra de la niebla. Pocos metros más halla se perdían las vías del ferrocarril y nos inducían a pensar que nunca volveremos a nuestro hogar... Pero... ¿Qué más dará? Estábamos juntos y el amor se saboreaba en el ambiente, aunque también se sentía, cada vez más, que su esencia estaba callendo en picado y se estaba tiñendo por desazón y desosiego de la maldita rutina. Todo termino cuando empezó, y nos seguimos mintiendo hasta que el desengaño llegué ante nosotros. En el averno, si probablemente ese es el próximo lugar donde coincidamos. Todos los días, antes de conciliar un nuevo sueño deseo una vida sin complejos, pero por la mañana recapacito... Cada día morimos poniendo punto y final con un largo sueño, dejando atrás todo lo que te molesta y guardando todo lo que nos hace sentirnos más nosotros mismos, guardando pequeñas cosas del tamaño de un grano de arroz. No podemos quejarnos, no deberíamos quejarnos. 

¿Por qué algo que degustamos tan mal tenemos que ponerlo de nuevo en nuestros recuerdos?

O mejor dicho...

Cole Thompson

¿Por qué recordamos algo que nos enoja, sacándolo a pasear, dándole vueltas diariamente y proponiendo lo mal que lo hizo el otro y lo perfecto, superior y grandioso que soy?


Espero que poco a poco vaya quedando menos de todo esto, como dije: ''Ya nada queda''.

Solo persisten pequeños impulsos en momentos de decadencia y soledad que nos hacen recordarnos.

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