Había media cartelera, desvencijada por el tiempo y enverdecida por los hongos, indica el supuesto nombre de la tienda. No se podía leer con claridad. Dos párrafos imponían su nombre, vagamente podía descifrar :
[...] Y Librería
[...] -Ula Tattva
Supongo que era una tienda de origen Hindú. Ya tenía claro por que Desin me recomendó este sitio.
A mano izquierda de la entrada al bazar, pude ver, lo que parecía, la otra mitad del cartel apoyada y formando una diagonal respecto a la pared. Con la mirada ciega, empecé a andar, atraído por el impulso de una mística incertidumbre, guiado por mi curiosidad. La madera era igual, el mismo tallado y el mismo tratado, el mismo tono, el mismo olor. Esa era la otra mitad de la ignorancia. A escasos metros de conocer el verdadero y completo nombre de la estancia, dos gatos urbanos salen de detrás de la madera. El primero que se dejo ver era blanco y negro, con tonos grisáceos debido a la lluvia y a la suciedad de las calles pero, su apariencia no le quita el sutil y decidido andar que pauta. Tenia ambas orejas magulladas, tenía rasgos de liderazgo lo que le declaraba estar por encima del otro felino. Este segundo era de color marrón canela, el cual era más joven e inexperto. Seguía cautelosamente los pasos del primer estereotipo de Micho. Quedaron enfrente de mi, sin moverse e impidiendo que pudiera cumplir mi meta. Permanecieron inexorables a mi presencia, clavándome su mirada en mis pardos ojos. Su intención era bastante evidente.
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